En
los últimos 40 añas se ha producido un proceso de escolarización enorme
alcanzándose en la actualidad uno de los niveles de escolarización más altos de
la historia de España.
Esto
sería una gran noticia puesto que significa que a los españoles nos interesa la
educación y formación de nuestros hijos
de no ser por las altas cifras de fracaso escolar, absentismo y casos de de
indisciplina y acoso que se dan en las aulas.
En
este post nos centraremos en las cifras de indisciplina y acoso más en
profundidad sin dejar de lado el fracaso escolar y el absentismo ya que todo
está ligado.
En los últimos años muchos
profesionales de la enseñanza han puesto el grito en el cielo porque están
perdiendo la autoridad.
Sin embargo primero debemos
preguntarnos sobre qué es la autoridad en el ámbito docente.
Según la Real Academia de la lengua
Española, la autoridad sería la capacidad de mando, aptitud para hacerse
obedecer.
Los docentes no sólo han perdido la
autoridad sino que también se les ha perdido el respeto.
A continuación hacemos referencia a
unos datos:
-
El 73% de los
docentes han sufrido agresiones verbales.
-
1 de cada 4
profesores han sufrido violencia física.
-
El 25% de los
profesores han sufrido bajas por agresiones físicas.
-
El Defensor del
Profesor tiene una media de entre 9 y 10 llamadas diarias.
Analicemos
los datos:
En menos de 30 años la figura del profesor ha
sufrido una cambio increíble: De la figura autoritaria en la que el alumno sólo
tenía que oír, ver y callar, a personas indefensas que tienen miedo de entrar a
las aulas por miedo de que sus alumnos les agredan.
Este
temor por la agresión a los profesores ha llegado incluso a las aulas de las
Facultades de Educación donde los alumnos que se están formando para ser
docentes presentan, en los seminarios previos a las prácticas, su temor a la
indisciplina-
Todo
esto ha provocado la desmotivación del profesorado a causa de insultos y
amenazas.
Es
ahora cuando nos preguntamos: ¿Cómo hemos llegado a esto?
Hemos
llegado a este punto porque el alumno es consciente de que haga lo que haga va
a salir impune. Aquí el profesor tiene pocas oportunidades de educar y enseñar.
Lo
más curioso a la par que alarmantes es que ellos saben que lo que hacen está
mal, pero lo siguen haciendo. Aquí podemos observar un problema de indisciplina
y falta de autocontrol.
“La
falta de disciplina supone que un niño pueda encararse a un profesor y salir
impune”. Son palabras de Gerardo, padre de un hijo violento, amonestado por la
guardia civil por darle dos bofetadas a su hijo en público.
Meses
después, cuando su hijo fue expulsado del centro educativo por agresiones y mal
comportamiento (traducido en falta de disciplina y educación) Gerardo se lo
entregó a la Guardia Civil para que lo educaran ellos puesto que él era
incapaz.
He
aquí otro problema que da lugar a la indisciplina, y ése es LA FAMILIA.
La
familia tradicional (entendida como la madre educando en casa y el padre
trabajando) ya no existe. Lo que existe ahora son malos ejemplos familiares.
Ahora todo vale, el hijo siempre lleva razón, se sale con la suya y la culpa es
de otro y, esto, se transmite en el Sistema Educativo.
La
familia tiene que restablecer el principio de autoridad, ya que son los padres
los que deben de transmitir los valores a los hijos.
El
problema está en que los padres han dimitido de educar. Llegan a casa cansados
del trabajo y lo más fácil es darles lo que quieran para que no molesten.
Vivimos
en una sociedad en la que hemos enseñado a los niños que todo es fácil, porque
les damos lo que piden, que todo lo podemos conseguir sin sacrificio y sin
esfuerzo. Cuando al niño se le exige, en seguida se revela.
Debemos
enseñar a los niños que en sus conductas, positivas y negativas, tienen sus
consecuencias y que si la familia falla, el profesor nada tiene que hacer.
Entonces,
¿Quién es el responsable? ¿Los padres por dimitir de sus obligaciones como
educadores? ¿Los profesores desmotivados? ¿Las autoridades educativas?